Kurt Sonnenfeld es el primer estadounidense refugiado en la Argentina. Estuvo preso en su país en 2003 bajo sospecha por la muerte de su mujer, pero la Justicia lo declaró inocente. Unos meses después viajó a la ciudad costera de San Bernardo para descansar y acabó en Buenos Aires, donde conoció a Paula, su actual esposa y madre sus mellizas de 4 años, Scarlett y Natasha. Desde su partida de Estados Unidos, la Embajada norteamericana presentó cuatro pedidos de extradición que han sido rechazados por el Estado argentino. En 2004 la INTERPOL lo encarceló ocho meses en el penal de Devoto, allí también se determinó su inocencia.
Sin embargo, detrás de la causa penal en su contra se esconde una historia más que relevante. Sonnenfeld trabajó ocho años para su gobierno y fue el único camarógrafo que filmó el lugar del desastre -Zona Cero- en Nueva York tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Como testigo directo descubrió hechos que contradicen la versión oficial de lo que sucedió. Debido a la importancia del material, el hombre nunca entregó los tapes a las autoridades y, desde ese momento, vive perseguido y presionado por los servicios de inteligencia de su país.
Próximos a cumplirse una década de los atentados, aquella fatídica madrugada Sonnenfeld estaba durmiendo junto a su mujer Nancy en su casa en Denver. Cinco minutos después del impacto del primer avión contra la Torre Norte del World Trade Center, lo despertó el llamado telefónico de su jefe.
- Me pidió que prendiera el televisor. Puse CNN, y vi que un pequeño avión se había incrustado contra una de las torres. Era un grave accidente pero no sobrepasaba la capacidad del Estado para responder. Pero recuerdo que mi jefe me ordenó que fuera a Nueva York y me dijo: “estamos siendo atacados”.
- Y así llegó a la Zona Cero…
- FEMA ya estaba en Nueva York porque había un simulacro de ataque terrorista preparado para el día 12. Yo llegué dos días más tarde, todo el perímetro estaba cerrado y la zona estaba repleta de carteles que prohibían el uso y la tenencia de cámaras de fotos o filmación. Desde el primer momento se prohibió el ingreso a los medios de comunicación. Mi trabajo era documentar y facilitar imágenes a la prensa. Había una especie de paranoia con las fotografías que se podían tomar en la Zona Cero, la excusa era que se trataba de una escena de crimen, pero yo fui testigo directo de cómo destruyeron y sacaron la evidencia. Nunca fueron a protegerla. No la necesitaban, porque a los pocos minutos del segundo impacto ya estaban sospechando de Osama Bin Laden.
Kurt Sonnenfeld en Ground Zero
por ElPerseguido
- Como testigo directo, ¿Que cosas le hicieron pensar que el gobierno tuvo responsabilidad en los atentados del 11 de septiembre?
- Primero hay que entender que estaba en un estado de shock. Nunca antes el país había sido atacado, excepto en Pearl Harbor, que fue prácticamente igual. Aun así, hubo hechos inexplicables. Inicialmente, el llamado de mi jefe antes del segundo impacto fue algo sospechoso, porque hasta ese momento la televisión decía se trataba de un accidente y FEMA solo actuaba cuando las autoridades locales se veían excedidas. Por otro lado, el World Trade Center estaba compuesto de siete edificios. Lo que sucedió en el N°6 aún es un enigma. A la semana de llegar a la Zona Cero logramos ingresar con miembros de las fuerzas especiales a los pisos subterráneos donde había una cámara de seguridad y allí dentro una bóveda. Fuimos los primeros en descubrir el lugar porque no había señales de otros grupos. La bóveda se abría mediante un teclado, pero la puerta ya estaba abierta. Todo estaba oscuro, ingresamos con linternas a buscar sobrevivientes, pero el cuarto estaba vacío. Solo encontramos polvo y una pared dañada. Y era imposible que no hubiese nada, porque desde el primer impacto se había cortado el transito y se había prohibió el acceso de vehículos. La bóveda tenía un tamaño de 15x15 metros y para vaciarla se habría necesitado al menos un camión grande. Y tras el ataque no hubiesen podido por el daño que sufrió el subterráneo. Ósea, que solo pudo haber vaciada con anterioridad.
- ¿Qué explicación dio el gobierno?
- Al poco tiempo la Oficina de la Aduana comunicó que toda la evidencia que había en la bóveda se había perdido. Pero algunos meses después desbarataron una banda de narcotraficantes colombianos y dijeron que había sido gracias a evidencia rescatada milagrosamente de la bóveda. Algo imposible porque nosotros fuimos los primeros en ingresar. Con los años me enteré que el fin de semana anterior al 11-S, todo el suministro eléctrico del World Trade Center fue suspendido, incluyendo las cámaras y sistemas de seguridad. Y se conoció que la empresa encargada de la seguridad era Securatec, y su director era Marvin Bush, hermano menor del presidente, y su primo Wirk Walker III.
- ¿Qué otras cosas llamaron su atención?
- Según la versión oficial, las cuatro cajas negras se evaporaron por el impacto y el incendio. Es imposible que hayan sido totalmente destruidas. Yo tengo imágenes de fuselaje, ruedas, butacas, gomas, turbinas y muchas otras partes. Las cajas negras fueron construidas para soportar calor, presión debajo del agua y fuertes impactos de fuerza G. A mi me habían avisado que en caso de la extracción de cajas yo tenia que grabar ese momento. Una noche me llamaron desde la Zona Cero y solo escuche: “No, No, No”, y me cortaron. Llame al número y una persona me contestó que se había equivocado, algo que me resultó extraño. Para mi es poco creíble que no se hayan encontrado, lo mismo que en el Pentágono.
por ElPerseguido
- Además de la caída de ambas torres, el Edificio N°7 que se hallaba fuera del perímetro del World Trade Center, se derrumbó siete horas más tarde. ¿Qué sabe al respecto?
- La manera en que cayó el edificio es el sueño de las demoliciones controladas. Se derrumbó en un bloque perfecto. Yo tengo imágenes de puestos de comida que estaban sobre la calle y que quedaron intactos. Se desplomaron todos los pisos al mismo tiempo, en solo 6,5 segundos. Nunca antes en la historia se había caído un edificio de hierro o acero por causa de fuego, y ese día cayeron tres. El edificio N°7 solo se explica por una demolición controlada.
- ¿Cuál es su teoría de lo que sucedió el 11-S?
Por mi experiencia en la Zona Cero y teniendo en cuenta lo que pasó con el edificio N°7, el gobierno estadounidense no solo sabia del ataque y no hizo nada, sino que estoy en condiciones de decir que ayudaron a que sucediera. Ya son varios los integrantes de la Comisión Oficial sobre el 11-S que dicen que el reporte esta repleto de mentiras. Es imposible creer la versión oficial, ya esta desechada.
La madrugada del 1ro de enero de 2002, Sonnenfeld cuenta que mientras trabajaba en el estudio de su casa en Denver se oyó un disparo. Corrió a su habitación y encontró el cuerpo de su esposa Nancy en el suelo con una perforación en la sien y un revolver a su lado. Relata que llamó al 911 y a los pocos minutos arribó la Policía local. Al ingresar al hogar, un grupo de agentes lo golpearon y apresaron bajo sospecha de homicidio. Permaneció diez meses detenido, pero la Corte de Colorado falló en su favor y determinó el suicidio de Nancy. Cuando regreso a su vivienda, constató que su computadora personal y muchas cintas de filmación le habían sido confiscadas sin autorización del Juez.
- Usted denuncia que fue torturado en la cárcel estadounidense…
- Si. Luego de apresarme, me llevaron a la celda, y mientras me ahorcaban y me pateaban los testículos, me metieron una sustancia química en la nariz. Eso con los días me empezó a quemar y el dolor se extendió hasta la garganta. Después me pasaron a la celda de confinamiento, de 2x2 metros y sin luz. Fue en enero, en medio de las montañas y en la mitad del invierno. Estaba desnudo con un delantal de hospital y un colchón de vinilo. Había un agujero en el suelo que era el inodoro, pero el botón estaba fuera de la celda, y los guardias lo apretaban por diversión durante la noche para inundar el piso del lugar. Estuve diez días en esa celda. Y, gracias a que las quemaduras del líquido en la nariz provocaron una infección, un vigilante llamó a un enfermero y me sacaron de ahí. El hombre me explicó que la infección estaba cerca del cerebro y que podía causarme la muerte.
- ¿Cómo logró guardar consigo los tapes del World Trade Center?
- Mi sótano estaba lleno de tapes, guarde los 29 tapes de GZ en una cajita de maquillaje, dentro del placard enorme que tenia en mi oficina. Estaba en un cesto repleto de piezas de cámaras y videos. Mis vecinos me avisaron que mucha gente ingresó a mi casa sin autorización del Juez mientras yo estuve preso. Mi teoría es que buscaron rápidamente y se llevaron lo que encontraban: la computadora, cientos de tapes de trabajos anteriores y demás.
- ¿Cómo fue que terminó en la Argentina?
- Unos meses después de salir de prisión, mis amigos y padres me recomendaron irme un tiempo a descansar. Uno me dijo que unos parientes suyos tenían un departamento en la costa argentina. Así decidí irme a San Bernardo por un mes. Salí de Estados Unidos como un hombre libre, con mi pasaporte, mi tarjeta de crédito, con una maleta y el pasaje de vuelta, nunca me escape como un fugitivo. Aquí conocí a Paula y tuve que empezar una nueva vida.
Scarlett, Paula, Kurt y Natasha
Sonnenfeld por ElPerseguido
- ¿Cómo se dio su detención aquí?
- En 2004 entregué material de mis filmaciones a un canal de televisión argentino y me ofrecieron un programa especial por el tercer aniversario del 11-S. Justo unos días antes de que saliera al aire, aproximadamente diez agentes de INTERPOL llegaron a mi casa aquí con una orden de captura y un documento de dos paginas de la Embajada de Estados Unidos que decía que todas mis posesiones, documentos e imágenes serian secuestradas y remitidas a Norteamérica de forma inmediata. El argumento que nos dieron fue que dos presos habían declarado en mi contra. Lo cierto es que a cambio de lo que hicieron, la Justicia les redujo la condena.
- ¿Nunca pensó en abandonar todo?
- Ese fue el momento más bajo en mi vida, acusado falsamente otra vez y encarcelado dos veces en distintos países. Había sido torturado en Estados Unidos, enviado a confinamiento solitario, mi casa confiscada y mi reputación había sido destruida. Además en ese momento Paula estaba embarazada, y a los cinco meses lo perdimos. Ahí no quise seguir más, quise abandonarlo todo. Pero Paula, que es una gladiadora, siguió luchando y se juntó con el premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y con organizaciones de derechos humanos para hacer pública mi situación. A los siete meses, el juez Daniel Rafecas rechazó la extradición alegando que existían sombras en el caso y que por lo tanto en Estados Unidos no recibiría un juicio justo. También porque la Justicia argentina no acepta la mera aplicación de la pena de muerte, que sería la condena que me espera si me declaran culpable.
La familia Sonnenfeld vive en una humilde casa en el barrio de Barracas. Una garita grande apostada en la esquina vigila los movimientos del lugar. Hace unas pocas semanas refaccionaron el hogar y reforzaron puertas y ventanas. Su esposa explica que esto les da mayor seguridad en caso de que Estados Unidos intente un secuestro relámpago. Detallar detalles de Kurt y de la casa y del sistema de seguridad.
Hasta el momento, el hombre cuenta con el refugio provisorio expedido por la Comisión Nacional de Refugiados –CONARE-, que debe ser renovado cada trimestre. Sonnenfeld comenta que en su condición actual es imposible tramitar el documento de identidad y conseguir un empleo. En consecuencia, el pasado 25 de agosto realizó una junta de firmas en Plaza de Mayo para que el Estado argentino le ceda el refugio político definitivo.
- ¿Que le sucedió cuando supo que la Justicia argentina otorgó el refugio político al chileno Sergio Apablaza Guerra?
-Fue positivo, él está desde 1993 en la Argentina y la base del rechazo a la extradición fue que en Chile no recibiría un juicio justo. La Presidenta declaró más tarde que era merecedor porque tenía hijos argentinos. Yo cumplo con ambas condiciones. Nosotros pedimos el mismo tratamiento que dieron a Apablaza Guerra. No puede ser que por ser norteamericano las cosas sean más difíciles.
- ¿Por qué considera que vive perseguido?
- Bueno. Esto empezó en Estados Unidos. Cuando quedé libre y regresé a mi casa, noté que alguien había violado el sistema de seguridad y que las puertas habían sido forzadas. Lo mismo sucedió cuando me mude unos meses, a una casa en medio de la montaña, a dos horas de allí, donde la entrada también había sido violentada.
Ya viviendo en Argentina, comprobamos que la línea telefónica estaba intervenida. Recibimos llamadas por teléfono con amenazas y mensajes de texto con textuales: “deja las cosas como están y quizá tengas una vida”. Tenemos seguimientos constantes cuando salimos a la calle y hace poco tiempo nos robaron la basura. Este último 11 de septiembre estábamos junto a dos periodistas en casa y un coche se detuvo enfrente y tomó fotografías de los ingresos y de la garita de seguridad que hay en la esquina.
- Mucha gente pide que sus imágenes de la Zona Cero sean liberadas al público. ¿Qué piensa hacer con el material?
- Hace años que estoy dando mis imágenes a investigadores independientes para que puedan trabajar con ellas. Ya he entregado material a personas en Europa, Estados Unidos y aquí. También existe un problema de logística, son casi 30 horas en alta definición y se requiere una buena computadora para subirla a Internet.
- ¿Cuál fue la cobertura de los medios de comunicación sobre su caso?
- En Estados Unidos continúan culpándome y me acusan de drogadicto y alcohólico. Yo trabajaba 40 semanas al año en una ciudad distinta cada semana, estuve en laboratorios, búnkeres de alta seguridad y lugares secretos del gobierno norteamericano. Tuve un trabajo de suma responsabilidad y tenían mucha confianza en mí como para que fuera un drogadicto. Es una estrategia para deshumanizar y desacreditarme. El método que utilizan conmigo es el mismo que usaron para atacar a Irak: presentar documentos fraudulentos y deshumanizar al enemigo.
- ¿Como analiza el presente de la administración Obama en torno a usted?
- Yo tenía muchas esperanzas que hubiera un cambio, una transformación cultural. Pero en realidad, la política exterior continua igual, Guantánamo sigue funcionando, las guerras en Afganistán e Irak continúan y las cárceles clandestinas en Europa y en el mundo todavía funcionan. Obama no quiere enjuiciar a las autoridades que torturaron en Irak y tampoco quiere reabrir la investigación por el 11-S. La política estadounidense es un tren, el conductor cambió pero continúa por los mismos rieles.